que tienen el objetivo de aumentar los índices de velocidad de la lectura, sin reducir la comprensión o retención del contenido leído.
Los métodos incluyen:
Comenzaron a desarrollarse a principios del siglo XX
Los estudios y técnicas para lectura rápida comenzaron a desarrollarse a principios de siglo XX, cuando el volumen de la información escrita empezó a aumentar y a estar al alcance de mayor número de personas.
Los orígenes de la lectura rápida surgen a partir de estrategias de combate. Durante la Primera Guerra Mundial, se observó que muchos pilotos perdían segundos durante combate al tratar de distinguir los aviones entre los enemigos y los propios.
En respuesta a ello se ideó el llamado “método taquistoscópico”, que consistía en mostrar aviones en una pantalla durante pocos segundos para adiestrar a los pilotos a distinguirlos. Gradualmente se aumentaba la cantidad de imágenes que se proyectaban cada vez y se reducía el tiempo de exposición.
Se observó que los soldados que tomaron este entrenamiento presentaban mejoría en la velocidad de su lectura.
Esta idea fue tomada por los primeros cursos de lectura rápida, cada vez más palabras en una pantalla y reduciendo progresivamente el tiempo de exposición.
A principios del siglo XX, las investigaciones neurofisiológicas permitieron descubrir los mecanismos de percepción visual; en los gabinetes de psicología experimental descubrían las leyes gestálticas, la interrelación de figura-fondo, la validez de los conjuntos, la superioridad de todo a la suma de las partes. Wertheimer, Kofka.
La lectura rápida requiere una comprensión global
En la actualidad la lectura necesita estar a tono de nuestro tiempo, es decir mayor velocidad y comprensión con menos esfuerzo y máximo rendimiento. La lectura lenta es desgastante porque el texto recorre por sílabas o palabras . Este tipo de acción impide la comprensión global, esto se denomina técnicamente lectura tubular o lectura ineficaz.
Una persona normal lee 100 a 200 ppm, lo que equivale a leer en 7 – 8 horas para terminar un libro de 200 páginas. Mediante la lectura rápida y utilizando técnicas avanzadas avanzadas de lectura puede desarrollar entre 1000 – 3000 ppm.
Un paso obligado para ser un lector eficiente
La lectura rápida combinada con la capacidad de comprender, recordar y utilizar el material leído desempeña un papel importante en el camino al éxito en diferentes áreas de la vida educativa, profesional y personal.
Aprender a leer con rapidez no es solo una necesidad impuesta por los cambios y avances de los tiempos que vivimos, sino que resulta un paso obligado para ser un buen lector, un Lector Eficiente.
Iniciación en el hábito lector, estimula la actividad cerebral, mejora la atención y memoria, desarrollo de la imaginación y creatividad, incrementa su vocabulario y desarrollo de lenguaje, mejoramiento ortográfico, disminución de tiempo en la realización de tareas.
Selección de ideas y organización de información, elabora de forma fácil resúmenes, aumento de calificaciones. Mejoramiento de comprensión lectora.
El niño aprende a convertir fácilmente las palabras en ideas, imagina lo que no ha visto, desarrolla conciencia de lo que adquiere, formando criterios, sin contar que le ayuda a escribir y a relacionarse mejor socialmente. La lectura lleva al niño a querer saber y a adentrarse en el mundo literario.
Mejora las habilidades conversacionales, de facilidad para exponer el propio pensamiento y posibilita la capacidad de pensar, desarrolla la capacidad de juicio, de análisis, de espíritu crítico; estimula y satisface la curiosidad intelectual, mejora la atención y concentración.
Se optimiza el tiempo para realizar trabajos escolares, actividades de investigación y recreación literaria; disminuye el tiempo para realizar exámenes y la calidad de los mismos mejora, identifica con facilidad las ideas centrales de la información, incrementa la comprensión de contenidos y la síntesis de los mismos.
Mejora el rendimiento escolar, contribuye en el desarrollo académico, con la lectura, se mejoran las relaciones humanas, enriqueciendo los contactos personales, incrementa los contenidos de conversaciones y ayuda a comunicar deseos y sentimientos.
Contribuye a disfrutar del hábito de la lectura. Organiza mejor las ideas y contenidos. Facilita la revisión y realización de trabajos académicos e informativos.
Optimiza la distribución y disminución de tiempo en la revisión de textos, incrementa el sentido crítico y de análisis.
Mejora el desempeño profesional, incentiva la capacitación cultural constante de lectura rápida, representa una herramienta indispensable para aprovechar y entender mejor los contenidos e información .
Permite estar mejor preparado para integrar conocimientos y expresar ideas. Contribuye al desarrollo académico, cultural y profesional.
¿Por qué seguir siendo lectores del pasado?
Todos los niños aprenden a leer al inicio de su escolaridad, la verdad es que al final de la educación primaria muchos no leen de forma eficaz, solo lo realizan de forma mecánica, a una velocidad lenta, decodificando y sin comprender a la totalidad.
La lectura es quizá la herramienta más importante que se adquiere para el aprendizaje, es la vía por la que se asimilan contenidos para estudiar.
El objetivo es aprender a leer de manera inteligente y no solo de manera rápida. Para definir un lector eficaz es preciso determinar dos tipos de ineficiencia en la lectura:
1. Leer una novela en 10 minutos y no ser capaz de explicar de forma breve la trama.
2. Explicar detalladamente la trama de una novela, pero invirtiendo 2 meses para leerla.
Un lector ineficiente lee palabra por palabra pensando que eso le asegura la comprensión, ese tipo de detención hace que pierda las ideas y conceptos importantes.
“no ve el bosque, por estar ocupado viendo los arboles”
Desarrolla nuevos hábitos, a fin de desarrollar mejores habilidades lectoras. Adquiere destrezas en sus movimientos oculares, amplía su zona de enfoque sobre los textos, reduce subvocalizaciones al mínimo.
Posee un enfoque flexible, sistémico en los materiales que revisa con concentración y memoria.
Los lectores eficientes leen aproximadamente de 10 a 100 veces más rápido que un lector medio.
Un buen lector se adapta la velocidad al objetivo que persigue
Un buen lector no tiene una única velocidad de lectura, sino que, adapta la velocidad al objetivo que persigue y de acuerdo a las necesidades que se le presenten. Las velocidades varían con relación al texto, si éste es fácil o difícil, conocido o desconocido; si se estudia, se investiga o se repasa, si uno quiere distraerse o debe hacer un estudio crítico.
Si se quiere llegar a ser un lector realmente eficiente, es necesario dar a cada tipo de lectura y en cada circunstancia, una velocidad diferente.
Para determinar la velocidad de lectura es preciso tener presente el objetivo de la lectura (aprender, repasar, distraerte, conocer el argumento, hacer critica, corregir) y el texto (fácil o conocido, difícil o desconocido).